El pasado mes de diciembre una mujer se disponía a viajar desde Frankfurt hasta Madrid con la compañía alemana Lufthansa.
En el viaje además de llevar su equipaje la pasajera pretendía llevar consigo a su perro que ya había volado en más ocasiones con otras compañías aéreas. Como no conocía la política de Lufthansa con respecto al transporte de animales domésticos consultó en la página web que debía llevar un certificado del veterinario y una jaula específica para su transporte, de unas medidas concretas (no más de 1,20 metros y menos de 30 kilos de peso).
Como la pasajera ya había volado con el perro en más ocasiones ya poseía una jaula adecuada para su transporte, al menos para otras aerolíneas, y había obtenido el certificado del veterinario, cumpliendo así con todos los requisitos que Lufthansa tiene publicados en su página web para este tipo de transportes.
El día del vuelo la pasajera acudió con la suficiente antelación al aeropuerto de Frankfurt para facturar su equipaje y la jaula donde llevaba a su mascota. Al llegar al mostrador de Lufthansa un agente de la aerolínea le informó de que la jaula donde llevaba a su perro no estaba homologada para subir al avión, porque no estaba armada con tornillos. La única alternativa que tuvo la pasajera fue comprar una jaula por la que pagó 350 euros y tirar la que ya tenía que no era apta para Lufthansa. A pesar de este contratiempo la pasajera embarcó en el avión con antelación suficiente y sin mayores problemas.
Al llegar a Madrid, con una hora de retraso, la pasajera cuando fue a recoger su equipaje no pudo recoger a su mascota porque no había sido embarcada en Frankfurt. La mujer buscó a un responsable de Lufthansa para conocer el estado de su mascota y dónde se encontraba. Desde la aerolínea le informaron que el perro se encontraba en el aeropuerto de Frankfurt y que hasta el día siguiente no iba a llegar a Madrid por no haber más vuelos con ese itinerario. La mujer ante la preocupación que le provocó esta situación asegura que sufrió un ataque de ansiedad, ya que no sabía que trato iba a recibir su mascota por parte de Lufthansa.
Lufthansa le informó de que su mascota perdida llegaría al día siguiente al mediodía. La mujer acudió a la hora para recoger a su mascota pero Lufthansa tampoco la embarcó en el avión que le correspondía. Ante esta situación la mujer volvió a sufrir un ataque de ansiedad por lo caótico de la situación. Desde Lufthansa le aseguraron que el perro se encontraba bien y que llegaría sobre las 5 de la tarde al aeropuerto.
A las 5 de la tarde el perro llegó al aeropuerto de Barajas, pero se apreciaba que no había recibido el trato adecuado, estaba aterrorizado y deshidratado. La mujer al ver el estado de su perro le puso un cuenco con más de un litro de agua y éste se lo bebió con mucha ansiedad. Para sacar al perro del aeropuerto tenía que volver a la jaula pero el animal estaba tan aterrorizado que no paraba de temblar al ver la jaula. Estos hechos reflejan la poca o nula atención que recibió el animal por parte de Lufthansa.
Al llegar a casa la pasajera se puso en contacto con reclamaciondevuelos.com para solicitar la indemnización que le corresponde por este problema, ya que Lufthansa no hizo el mínimo gesto por compensar a la pasajera por los problemas ocasionados. Una vez analizado el caso y la documentación que aportó la mujer, se redactó una demanda y se envió al Juzgado de lo Mercantil correspondiente para solicitar una indemnización a Lufthansa.