La vacunación es una de las intervenciones de salud pública más efectivas y fundamentales para prevenir enfermedades infecciosas y proteger la salud de las poblaciones.
Un buen ejemplo de su funcionamiento es la viruela, una enfermedad que azotó el mundo durante miles de años. Gracias a las vacunas, la humanidad consiguió erradicar la viruela, y hoy en día sienta el precedente para erradicar otros cientos de enfermedades que se cobran muchísimas vidas humanas cada año.
Sin embargo, las políticas relacionadas con las vacunas varían significativamente de un país a otro, desde aquellas donde las vacunas son obligatorias por ley hasta aquellas donde se promueve la vacunación a través de recomendaciones y programas de inmunización voluntaria.
En este artículo vamos a analizar y comparar cómo funciona esto de las vacunas a nivel global, algunos países que promueven su uso obligatorio, y cómo se expandieron durante la reciente pandemia de COVID-19.
¡Empecemos!
Países con vacunación obligatoria
Algunos países han implementado leyes que exigen la vacunación obligatoria como medida para proteger la salud pública. Aunque sea una medida relativamente polémica y con varios opositores, ha resultado ser muy efectiva para erradicar un gran número de enfermedades.
En Estados Unidos, por ejemplo, la mayoría de los estados requieren que los niños reciban ciertas vacunas antes de poder matricularse en el colegio, aunque existen exenciones médicas y religiosas en algunos casos.
Del mismo modo, en países como Francia e Italia, se han establecido leyes que obligan a la vacunación para ciertas enfermedades como el sarampión y la tos ferina.
Si nos vamos al otro lado del mundo, en Australia la vacunación es obligatoria para recibir beneficios de cuidado infantil y educación infantil, con sanciones para los padres que no cumplen con estas regulaciones.
Esta vacuna obligatoria se denomina DTaP, y actúa contra la difteria, el tétanos y la tosferina. La vacuna DTaP se administra en una serie de cuatro inyecciones, a los 2, 4, 6 y 18 meses de edad. A partir de entonces, el resto de vacunas son simplemente recomendadas.
Por otro lado, en Brasil la vacunación obligatoria se aplica a través del Programa Nacional de Inmunizaciones, que establece las vacunas obligatorias para niños y adolescentes.
Como puedes comprobar, estos son solo algunos ejemplos de cómo la vacunación se ha integrado en las políticas de salud pública en diferentes partes del mundo. La mayoría de países han aceptado la vacuna como una necesidad indiscutible, y muchos la han hecho obligatoria para acudir a colegios y centros infantiles.
Pero no todos los países usan la ley para que sus habitantes se vacunen. Algunos Estados prefieren recomendarlas voluntariamente mediante ventajas sociales o facilidades para su adquisición.
Países con vacunación voluntaria
En Canadá, por ejemplo, no hay leyes federales que exijan la vacunación obligatoria; sin embargo, las autoridades de salud emiten recomendaciones basadas en evidencia científica para fomentar la inmunización de la población.
En el Reino Unido, aunque no hay requisitos legales de vacunación, el Servicio Nacional de Salud (NHS) ofrece vacunas gratuitas y promueve la inmunización a través de campañas de concientización.
En Japón, el gobierno emite directrices y recomendaciones para la vacunación, pero no hay leyes que impongan la vacunación obligatoria. El cumplimiento de estas recomendaciones es alto, en parte debido a la confianza en el sistema de salud y la cultura de cumplimiento voluntario.
Por último, en muchos países nórdicos como Noruega y Suecia, la vacunación es ampliamente recomendada pero no obligatoria, y se confía en la educación y el acceso fácil a las vacunas para garantizar altas tasas de cobertura.
Por lo tanto, la mayoría de la población ha aceptado que las vacunas son necesarias para el bienestar de la población, y ya es muy poca gente la que decide no administrarlas a sus hijos.
Un gran ejemplo de la efectividad y rapidez de actuación de las vacunas la vimos hace muy poco tiempo, cuando llegó la pandemia del COVID-19. Ya que es un caso práctico perfecto de cómo las vacunas pueden salvar miles de vidas, en el siguiente apartado vamos a repasar brevemente cómo se expandió por el mundo.
Expansión de la vacuna contra el COVID-19
La pandemia de COVID-19 generó una carrera sin precedentes en la investigación, desarrollo, producción y distribución de vacunas a nivel mundial.
En un lapso de tiempo muy corto, múltiples vacunas fueron autorizadas y desplegadas a una escala masiva para combatir la propagación del virus SARS-CoV-2. Ahora bien, ¿cómo se pudo llevar esto a cabo?
En primer lugar, la urgencia y la magnitud de la crisis sanitaria generó una movilización sin precedentes de recursos humanos, financieros y tecnológicos hacia la investigación y el desarrollo de vacunas.
Numerosas empresas farmacéuticas, instituciones académicas y agencias gubernamentales se unieron en un esfuerzo colaborativo para acelerar el proceso de desarrollo de vacunas, aprovechando avances científicos previos en áreas como la tecnología de ARN mensajero (ARNm) y la biotecnología.
Además, los avances en la comprensión del sistema inmunológico y las plataformas tecnológicas emergentes permitieron la rápida identificación de antígenos clave y el diseño de vacunas altamente eficaces en un tiempo récord.
La cooperación internacional también desempeñó un papel fundamental en la expansión global de las vacunas. Iniciativas como COVAX facilitaron el acceso equitativo a las vacunas en países de ingresos bajos y medianos, promoviendo la solidaridad global en la lucha contra la pandemia.
Sin embargo, la expansión de las vacunas también ha enfrentado obstáculos significativos, desde retos regulatorios y logísticos hasta desafíos en la aceptación y adopción de la vacunación en ciertas comunidades.
Aun así, la expansión global de las vacunas durante la pandemia de COVID-19 ha sido un logro monumental en la historia de la salud pública, impulsado por la ciencia, la colaboración internacional y la determinación colectiva para superar una crisis sanitaria sin precedentes.
